Es siempre más frecuente que las grandes marcas, y no solo, inviertan para crear fragancias para sus espacios. Todo es poco para que el cliente se sienta a gusto en una tienda y compre. Renovar un espacio solo desde un punto de vista visual ya no es suficiente y por eso se experimenta el campo olfativo.
Se llama neuromarketing o marketing olfativo, una rama del Marketing que pretende seducir y motivar al cliente desde uno de los sentidos que, durante años, menos han atacado las tiendas: el olfato. Se ha comprobado que un local correctamente aromatizado y con un olor coherente con el negocio puede producir un incremento de las ventas de un 5%, un 14,80% y un 15,90% más de permanencia en el local.
Las fragancias hacen que el cliente tenga la sensación de estar en un lugar diferente, único, esto hará que la compra o la voluntad de compra sea un gesto más emocional y menos racional.
Las cadenas hoteleras juntas a las grandes marcas del textil, fueron las primeras en utilizar este tipo de marketing, pero de un tiempo a esta parte son muchos los que quieren su propia fragancia: locales, bufetes u oficinas. En estos casos el objetivo es conseguir una mejora sobre el estrés laboral, mejorar la capacidad de concentración y el rendimiento de los empleados. Crear un ambiente distendido para aumentar la productividad.
Fuente: ElMundo