Millones de personas en España pasan más de 8 horas o más trabajando en oficinas cada día sin estar bien aisladas acústicamente. Desafortunadamente, no todo el tiempo que pasan los empleados de la oficina es productivo, ya que los edificios en los que trabajan son una fuente constante de ruido que afecta a la productividad y salud de los trabajadores.

El ruido en oficinas y centros de trabajo tiene consecuencias directas sobre el rendimiento del trabajador. La más inmediata es la reducción de su concentración. Los trabajadores expuestos a ruidos continuos en su lugar de trabajo son menos efectivos en sus tareas laborales.

Sin embargo, ese no es el principal problema. Una persona puede permanecer en su espacio de trabajo más de ocho horas diarias, lo que supone más de 40 horas semanales y más 160 mensuales. Esos trabajadores expuestos durante tantas horas a altos niveles de ruido pueden sufrir también problemas de salud.

El origen de ruido puede venir de las instalaciones del edificio, como puede ser el ascensor, la iluminación, los conductos de aire o los del agua. Los sonidos de los equipos de oficina como ordenadores, fotocopiadoras, teléfonos, impresoras, etc. También del ruido ambiental por las conversaciones entre compañeros y la circulación de las personas en su trabajo a diario, o del ruido exterior, como por ejemplo del tráfico de vehículos. etc.

Para conseguir un confort con mayor aislamiento acústico en las oficinas, en cada proyecto se requiere un acondicionamiento técnico y de diseño. Se debe acondicionar el equipamiento de oficina dependiendo de los espacios de trabajo si son despachos de oficina o salas de juntas que requieren que estén cerrados y que tengan mayor aislamiento acústico.

¿Cómo se reduce el ruido?

  • El ruido de las personas se puede aminorar utilizando materiales de insonorización en paredes, techo y suelos, o usando pantallas que dividan el espacio.
  • Impresoras y equipos ruidosos. Aislar los equipos en habitaciones separadas que se usen poco y sustituir los más conflictivos por unos nuevos menos ruidosos.
  • Selección adecuada del tipo de ventanas, los materiales de construcción, y el diseño del aislamiento.
  • Instalaciones y climatización. Usar conexiones aislantes, materiales absorbentes, elementos antivibratorios, etc. En general, el ruido de las instalaciones debe de estar entre 30 y 35 dBA, dependiendo de la concentración de la tarea.

Diseño de materiales constructivos tradicionales en beneficio de la acústica

Los proveedores de materiales han creado sistemas en los que, si un arquitecto quiere utilizar hormigón o vidrio, materiales muy difíciles desde el punto de vista acústico, puedan hacerlo gracias a un diseño absorbente que favorezca una acústica adecuada. Eso sí, lo recomendable es que estos elementos, en caso de nuevas construcciones, se incluyan en el proceso de planificación desde el principio, ya que hacer correcciones posteriores no será efectivo al 100%.

Mobiliario acústico

Los elementos de mobiliario han pasado de ser meros objetos decorativos a tener mayor relevancia en el diseño de espacios y participar activamente en la articulación de espacios. Con el fin de mejorar la acústica interior de los espacios de trabajo ya existen diversas soluciones para mobiliario tales como mamparas, biombos, sillones, pufs, estanterías, lámparas, cabinas, mostradores, etc.

Una evaluación del confort acústico es la mejor solución para saber qué medidas correctoras podemos tomar. No todas tienen que suponer un coste elevado y además la mejora del ambiente laboral conllevará una mejora de la productividad. ¡Una oficina sin ruidos es posible!

Fuente: RelaciónCliente
Foto: Steelcase
Infografía: Plantronics