Es la protagonista indiscutible de programas de televisión, eventos culturales, reina de las redes sociales: la comida se ha convertido en algo más que alimento. Es historia, identidad, memoria de un lugar y tradición de un pueblo del que los cocineros se han convertido en los nuevos narradores, tomando a su vez la dimensión de los gurús, modelos, estrellas protagonistas de la escena cultural. En este complejo ecosistema, la construcción y la arquitectura juegan un papel fundamental.
Hace muy poco tiempo a las instalaciones y al diseño de un restaurante se le daba mucha menos importancia: mesas y sillas de madera, pinturas y fotos en las paredes, un entorno familiar hacia el restaurante.
Las cosas han ido evolucionando rápidamente y hoy detrás de un restaurante hay una gran investigación y atención al tema del diseño. Ambientes muy modernos o, por lo contrario, ambientes que nos transportan a tradiciones antiguas, el uso de nuevos materiales o materiales reciclados y la recuperación de elementos de mobiliario, son solo algunos ejemplos. El diseño ya no es un mero detalle estético, al contrario: el diseño es uno de los elementos que definen la esencia del espacio, que refleja el tipo de cocina ofrecida. La estética del restaurante siempre debe parecerse a lo que se sirve, tiene que interpretar y traducir los platos.
Es un encuentro complejo y delicado que tiene lugar entre un chef y el arquitecto, ambos tienen el sueño de crear algo que pueda sorprender y crear emociones. Al arquitecto se le confía la tarea de realizar el sueño del propio chef.
¿Pero, que hay que tener en cuenta durante el diseño de un restaurante? Por un lado están los elementos más estrictamente culinarios: el tipo de comida, su filosofía y sus características, la presentación de los platos, el tipo de mensaje que el chef quiere transmitir, elementos que tienen que encajar con: la organización del espacio, para crear zona más privadas y diferentes ambientes, el uso de materiales, colores, una atención particular a la iluminación para no crear zonas de sombra molestas o de penumbra, la acústica o la climatización… Ninguno de estos aspectos puede ser dejado fuera o no considerado en todo el proyecto.
Sustancialmente, la búsqueda continua del equilibrio entre la funcionalidad y el diseño que consienta transmitir emociones y sensaciones especiales, es la base de un buen proyecto.